La privacidad en tiempos de coronavirus


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En una pandemia la prioridad es contener la infección. La pandemia de 1918 mató a entre 50 y 100 millones de personas. Para ponerlo en perspectiva, en la Segunda Guerra Mundial murieron entre 70 y 85 millones de personas. Hay mucho en juego con el coronavirus. En estas circunstancias es necesario poner en pausa algunos derechos, como el de asociación. ¿Es la privacidad uno de ellos? No está claro.

En China el Gobierno tomó medidas tecnológicas extremadamente intrusivas. En Corea del Sur, además de hacer más pruebas de coronavirus que en ningún otro país, han publicado detalles muy específicos sobre individuos infectados. Israel se plantea usar al servicio secreto para vigilar a los ciudadanos a través de sus móviles. En Estados Unidos, el Gobierno discute con las grandes tecnológicas desarrollar medidas que podrían ser similares.

En Wuhan la medida más efectiva fue la cuarentena generalizada. Pero la cuarentena generalizada es una opción económicamente cara, y la economía importa porque una crisis también causa estragos y muertes. Las medidas menos generalizadas buscan identificar focos de infección para contenerlos, dejando al resto de la población libre para trabajar normalmente. Hay dos formas de identificar focos de infección: haciendo pruebas a toda la población, o usando la tecnología para inferir quién puede ser un riesgo.

En el pueblo de Vó, donde se sufrió la primera muerte por coronavirus en Italia, hicieron un estudio. La Universidad de Padua les hizo pruebas a todos los habitantes. Descubrieron que la gente infectada pero asintomática juega un rol fundamental en el contagio de la enfermedad. Encontraron 66 casos positivos a quienes aislaron durante 14 días. Después de las dos semanas, seis casos seguían dando positivo al virus, por lo que tuvieron que aislarse más días. Infección totalmente bajo control. No ha habido casos nuevos. No hizo falta ninguna app.

La opción de recurrir a apps no solo es más invasiva desde el punto de vista de la privacidad, sino también mucho menos precisa y efectiva. Si solo se hacen pruebas a gente hospitalizada, la app podrá contactar a personas que hayan estado en contacto con las personas infectadas y pedirles que se aíslen. Pero no todo el que haya estado en contacto con alguien infectado se contagiará. Y quienes ya están infectados habrán contagiado a otros, que a su vez habrán contagiado a otros a quienes la app no contactará por estar demasiado lejos en la cadena, y todos esos casos seguirán asintomáticos mientras el virus se incuba. Con este tipo de método habrá mucha gente quedándose en casa que no tendría por qué quedarse, y habrá gente pululando por ahí que tendría que estar aislada.

Además de controlar la pandemia, tenemos que pensar en el mundo que quedará después de la tormenta, el que estamos construyendo con cada decisión. La privacidad es importante porque le da poder a la ciudadanía. Hay que defenderla. Demasiadas veces las medidas temporales tomadas en momentos de emergencia llegan para quedarse. Todos tenemos que vigilar la democracia. Las agencias de protección de datos en especial deben montar guardia y asegurarse de que no hay ningún abuso a nuestros datos.

El coronavirus se ha llevado ya y se llevará a muchos seres queridos. Nos ha robado el sueño, está dañando nuestra economía, nos ha arrebatado nuestros planes. No podemos dejar que nos robe también nuestros derechos. Hay que cuidar la privacidad, incluso en tiempos de pandemia.

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